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TONALPOHUALLI
Como se creía que el carácter de una persona y su suerte en la vida estaban asociados al transcurso del calendario sagrado de 260 días, el tonalpohualli, se hacía venir a un especialista en consultarlo, al que se conocía como tonalpouhqui, “el lector de los destinos”. Lo primero que hacía era averiguar el momento en que había nacido (de noche o de día, si antes o después de la medianoche). Esto era importante pues permitía establecer a qué signo correspondía el día del nacimiento, y al parecer para estos efectos se consideraba que el nuevo día comenzaba a la medianoche. Si por ventura la criatura había nacido en la medianoche, su suerte estaría ligada a ambos signos “al del día pasado y al del día que vendría”.
Con esta información, el especialista consultaba el tonalpohualli (“cuenta de los días”), determinaba cuál era la combinación (de 20 signos de los días con 13 números) que correspondía a la criatura, e informaba a los padres cuáles serían su suerte, sus virtudes, sus defectos, y terminaba con la sentencia “Desde aquí a cuatro días se baptizará”. Cuando ocurría que el sino que se esperaba para la criatura en función de su fecha de nacimiento no era muy bueno o era de plano nefasto, el tonalpouhqui buscaba una solución, que consistía en fijar el día del bautizo en una fecha con una combinación que le fuese favorable. Al parecer esto podía hacerse sólo escogiendo un día en la misma trecena a que correspondía la combinación original. Por sus servicios se invitaba a comer al lector de los destinos y además recibía mantas, gallinas y otros alimentos.